Se conocieron en su lugar de trabajo, unos cuantos metros abajo de la tierra y el cemento de la Ciudad de Buenos Aires, como si ciertas inquietudes ya los hubieran predestinado a encontrarse cara a cara en salas de ensayo de Almagro, Floresta, Flores, Balvanera, Palermo y Villa Crespo.
Pasaron años de incertidumbre durante los cuales cada uno realizó sus propias aventuras sonoras, hasta que a finales de 2016 volvieron a acercarse. Sin proyectar, sin ilusiones, viviendo el día a día. Como suele pasar en casi todo, los primeros encuentros fueron desafiliados. Tal vez por esa falta de perspectiva (algunos integrantes aún estaban dentro de otras agrupaciones) la cosa se fue dando a fuego lento. Y en ese impulso de nombrarse recurrieron a un nombre insensato que había sido utilizado como pseudónimo de unos de los miembros en sus grabaciones hogareñas. Pilotos del Caos (leer a Scalabrini Ortiz) fue aceptado sin perspectivas de shows, discos etc. Necesitaban un nombre para reservar las salas de ensayo y realizar algún otro trámite de poca monta. Casi sin esperarlo se volvieron a encontrar con aquella alegría de hacer música juntos que se debían, y con un 2017 tocando en vivo en cuanto teatro, pub, y evento pudieron asistir. Así participaron de una serie de shows en POMO de Palermo, luego vino el ciclo SUBTERRADIO organizado por la radio de les trabajadores del Subte y Premetro, de ahí al Encuentro de las juventudes sindicales del Cono Sur en el predio de FATICA ante unos 300 asistentes. Y de vuelta POMO, y DORIAN de Recoleta, etc. El 2018 empezó con tres shows (POMO, EL TEMPLO en Avellaneda y CASA DASEIN) junto al urgente proyecto de grabar algunas de las canciones de la banda en un ¿disco? ¿álbum? o como se llame ahora en este presente de mp3 y transferencias online. Este proyecto está entrando en la recta final, y aunque quedaron muchas canciones fuera, dicen que será representativo de lo que son: trabajadores que hacen música – músicos que trabajan. Juanma, Germán, Leo y Toño.